Sunday, December 23, 2012

Se llama federalismo. El caso de la marihuana en EUA

Articulo publicado en el periódico Reforma el 22 de Dic 2012
http://www.reforma.com/editoriales/nacional/683/1365555/default.shtm

Guillermo J. García Sánchez: Se llama federalismo
Colaborador Invitado 
22 Dic. 12

En EU muchos de los cambios sociales no han surgido a nivel federal. Al contrario, en la lógica federalista, los estados sirven como laboratorio para iniciar políticas públicas

En las elecciones pasadas en Estados Unidos (EU), los ciudadanos de los estados de Colorado y Washington aprobaron en un referéndum la legalización del uso recreativo de la mariguana. En México, varios comentaristas lo calificaron como una "bofetada" al ex presidente Calderón, o como un acto egoísta de los estadounidenses a los mexicanos que han puesto los muertos en la "guerra contra las drogas", y exigieron a la Cancillería mexicana una condena directa a la Casa Blanca. Lo que la crítica no contempla es que el proceso iniciado en EU no ha sido liderado por Barack Obama, e ignora una larga tradición del sistema de gobierno norteamericano: el federalismo.

En EU muchos de los cambios sociales no han surgido a nivel federal. Al contrario, en la lógica federalista, los estados sirven como laboratorio para iniciar políticas públicas que en principio parecen contrarias a la opinión de la élite en Washington. La Suprema Corte de Justicia de EU así lo ha entendido desde hace años. En palabras del Juez Brandais, en 1932: "Esta Corte tiene el poder de prevenir estos experimentos. Pero en el ejercicio de este poder, debemos tener precaución, debemos evitar convertir nuestros perjuicios en principios jurídicos". De lo anterior deriva que si el gobierno federal tiene ciertos reglamentos contrarios a lo que se experimenta a nivel local, la Corte tiende a esperar a ver cómo evolucionan las reacciones del resto de los estados antes de pronunciarse sobre el tema. Así fue el caso de la prohibición de la esclavitud, el de la desegregación en las escuelas, la despenalización del aborto y la homosexualidad, y recientemente del reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El caso de la legalización de la mariguana se suma a la lista de experimentos federalistas. Su legalización es un proceso que inició en los noventa con la despenalización del consumo médico en California y que hoy ha llevado a más de la mitad de los estadounidenses a considerar que su descriminalización es positiva. No es que el gobierno en Washington no sancione su tráfico, de hecho sigue siendo un crimen federal; el origen del fenómeno es que los estados iniciaron un proceso que el gobierno central no puede evitar. Incluso si así lo quisiera, no podría forzar el cumplimiento de la ley por la falta de oficiales suficientes para perseguir todos los delitos federales a nivel local. La única herramienta que le queda a los políticos en el Capitolio y la Casa Blanca son las aportaciones del presupuesto federal a programas locales para persuadir a los gobiernos estatales a cooperar.

La crítica mexicana a EU refleja fuertemente nuestro distorsionado entendimiento de lo que el federalismo implica. Salvo por contadas excepciones, como el tema de matrimonio de personas de mismo sexo en el Distrito Federal o los juicios orales en Chihuahua, en México nos hemos acostumbrado a que los estados esperen a que la Federación imponga y financie cambios. El federalismo mexicano tradicional es un paternalismo federal y no un espacio de experimentación. En lugar de dejar que los estados legislen materias que en principio se manejan mejor a nivel local, hemos incrementado las facultades expresas del Congreso para que concurrentemente con los estados abarquen todo lo imaginable en política pública: educación, salud, seguridad, empleo, transparencia, vías de comunicación, vivienda, etcétera. En EU las facultades expresas del Congreso son mínimas, y ni siquiera incluyen temas como salud o educación.

Si entendemos el federalismo como un sistema de gobierno, cuando nos enfrentamos a temas como el de la despenalización de la mariguana a nivel local tenemos que apuntar las baterías a otro lado que no sea la Casa Blanca. La posibilidad de que el caso llegue a la Suprema Corte de EU son altas puesto que basta con que el gobierno federal intente detener a ciudadanos en esos estados en donde la ley federal contradice la legislación local. Como país vecino afectado por estos cambios podemos participar en el proceso como tercero interesado. Desde el punto de vista mexicano, existen argumentos sólidos para plantear una violación de las obligaciones internacionales de EU en las propias cortes estadounidenses. Esta sería la primera vez que la Corte tendría que resolver en un contexto de federalismo si los experimentos sociales a nivel local pueden impulsarse a pesar de lo que los acuerdos firmados y ratificados por Washington digan. Los experimentos sociales anteriormente descritos no tuvieron impactos internacionales. El federalismo estadounidense se critica en las cortes, no con declaraciones y acusaciones políticas argumentando "bofetadas" de un pueblo a otro. Así son las reglas del juego, por eso se llama federalismo y no centralismo.


El autor es abogado y licenciado en relaciones internacionales. Actualmente es candidato a doctor en derecho por la Universidad de Harvard.

@guillermojgarci

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